Estimadas Deportistas:
Como rector del Instituto O’Higgins le saludo fraternalmente a cada una de ustedes, y les doy la más cordial bienvenida a nombre de toda la comunidad educativa de Rancagua que hoy represento.
Para nosotros es un honor ser los anfitriones de la versión vigésimo quinta de los Juegos Nacionales Femeninos Maristas. No cabe duda que los actuales juegos son bastante distintos a las primeras versiones, en donde sólo participaban un número reducidos de colegios, no más de 4 durante varios años. Hoy se congregarán 10 colegios maristas, que sumarán cerca de 500 deportistas, niñas y jóvenes llenas de entusiasmo por lo que hacen y desarrollan en cada una de sus disciplinas.
Nuestro colegio se ha dispuesto durante mucho tiempo para el desarrollo de las presentes olimpíadas. Se han refaccionado los recintos deportivos, se han incorporado mejoras importantes para el buen desarrollo de la competencia, se han contratado los servicios de especialistas en materia deportiva, jueces y árbitros, que den garantías a todos los equipos participantes de la idoneidad de sus resultados, según la normativa deportiva vigente.
Me permito comentarles, que la novedad más importante, la que seguramente se transformará en un hito histórico para las olimpíadas maristas, es que por primera vez un colegio marista desarrollará su competencia atlética en una carpeta de recortán, propia de un recinto marista. Seguramente, las atletas de los colegios participantes se sentirán muy reconfortadas en el desarrollo de sus pruebas, por tan significativa inversión.
Por último, expreso mis mayores agradecimientos a las familias de nuestro colegio, que se han hecho parte activa de las Olimpíadas Femeninas, al acoger a una o más deportistas visitantes en sus casas. Lo importante es compartir el Proyecto Institucional, que señala que las comunidades “compartidas” (colegio-familias) hacen posible propuestas tan ambiciosas como lo son la organización de un evento deportivo al que nos hemos dado cita. Estamos ciertos que las jóvenes deportistas durante su permanencia en la ciudad de Rancagua, tendrán una familia y hogar, que les brindará las atenciones y cuidados para que se sientan como en su propia casa.
Esperando que disfruten su actividad, felicitarles por cada esfuerzo y sacrificio que han hecho durante meses y años en la práctica de cada uno de sus deportes, no me resta más que agradecerles el testimonio que nos dan a cada uno(a) de nosotros, de manera especial, a los más pequeños(as) de sus colegios, pues cada una de ustedes son ejemplo del cultivo de un deporte que más allá de los resultados que se obtengan, les permiten vivir plenas, cuidando el desarrollo de su cuerpo y dando a la actividad deportiva el sitial que la formación marista promueve, un desarrollo de la vida en armonía.
¡BIENVENIDAS SEAN TODAS USTEDES!