En la tarde del viernes 29 de Agosto, una vez terminadas las competencias deportivas y antes de la Inauguración, se produjo un ambiente maravilloso en el Patio de Media Inicial del Instituto Chacabuco. Espontáneamente, las distintas participantes de las selecciones olímpicas maristas, se fueron reuniendo y entrelazando sus manos para iniciar juegos de movimientos, saltos, bailes y cantos. Los gritos femeninos de cada selección se escuchaban, más que siempre, fuertes y potentes. Las rondas entre varias selecciones unidas se manifestaron en un hermoso conjunto de colores, en los que destacaban los típicos de los buzos de cada Colegio Marista. Cada una de las seleccionadas disfrutaba alegremente del gran momento de unión y compañerismo. ¡Qué alegría la de San Marcelino al ver tan grande y maravilloso espectáculo!
Llegó el tiempo de preparar la formación para la gran presentación. Cada seleccionado femenino, se mantuvo a la espera del gran comienzo. Desde la puerta de acceso al Colegio, en el mismo Patio de Media Inicial, hacía su entrada la Gran Banda de Guerra formada por exalumnos del Instituto Chacabuco, acompañada por la Banda Instrumental del Regimiento Reforzado Nº3 Yungay. Con la típica marcha callejera, para luego hacer escuchar los sones de “Adiós al Séptimo de Línea”, ambas bandas ingresaron impecable y solemnemente al Gimnasio Nº1 del ICh. Como en los mejores y grandes tiempos de esta tradicional Banda de Guerra del Chacabuco, el aplauso espontáneo de todos los presentes, se hizo sentir fuerte, una y otra vez.
Con el mismo acompañamiento de los sones de ambas bandas, hizo su ingreso el Estandarte colegial, portado por el destacado atleta nacional Cristóbal Espinoza, secundado por las ex seleccionadas de Vóleibol Martina Herrera y Sofía Pizarro. Todos ellos, alumnos de Cuarto Medio del Instituto Chacabuco. Ingresaron a continuación las delegaciones deportistas en el siguiente orden: Instituto San Martín de Curicó, Instituto Rafael Ariztía de Quillota, Instituto O’Higgins de Rancagua, Instituto Alonso de Ercilla de Santiago, Instituto San Fernando de la ciudad de San Fernando, Colegio Champagnat de Villa Alemana, Colegio Marcelino Champagnat de La Pintana, Colegio Nuestra Señora de Andacollo de La Serena y finalmente, el colegio anfitrión Instituto Chacabuco de Los Andes. Cabe destacar que la delegación deportiva femenina del Instituto Alonso de Ercilla, inauguraba su participación en estos XX Juegos Femeninos Maristas. Todas las selecciones iban acompañadas por sus correspondientes profesores, profesoras y entrenadores. Con la característica alegría juvenil, cada una de las selecciones femeninas entraron ordenadamente al Gimnasio Nº1, recibiendo cada una de ellas el reconocimiento del público.
A continuación, nuevamente con la ayuda de las bandas presentes, se cantó el Himno Nacional, como reconocimiento a la Patria y a nuestra tierra chilena que hace ciento tres años acogió a los primeros hermanos maristas en la ciudad de Los Andes. Acto seguido, con mucho respeto, se dio lugar a la Oración. La educadora marista, Sra. Mariela Herrera, reafirmó en sus palabras, el compromiso ante Dios Padre, de todos los educadores maristas como evangelizadores.
Después de la importante reflexión, como saludo a las alumnas deportistas, cuatro alumnos del Instituto Chacabuco, Paula Parada Belmonte, Gabriela Alfaro Castillo, Hugo Sepúlveda Tapia y José Ignacio Andías, cantaron la canción “Hasta siempre”, compuesta y dedicada especialmente para esta ocasión.
Luego vinieron las palabras del Rector del Instituto Chacabuco, don Claudio Castillo Faúndez, quien además de dar la bienvenida a todas las alumnas maristas participantes, puso énfasis en la explicación del logo de los XX Juegos Nacionales Femeninos Maristas. A continuación, dirigió su mensaje el Sr. Secretario Ejecutivo de Misión del Sector Chile, don Ernesto Reyes.
Después de estas importantes intervenciones, se dio inicio al número central, preparado con anticipación durante meses. El público en las graderías y las alumnas deportistas maristas, sentadas sobre el piso del Gimnasio Nº1, observaron y admiraron los movimientos y la creatividad espontánea, dinámica y lúdica de los mimos, todos ellos alumnos y alumnas de la Academia de Teatro del Instituto Chabuco. Los mimos, se desplazaban entre las alumnas deportistas sacando sonrisas y entregando alegrías. La segunda parte del acto central, dio lugar al delicado y maravilloso teatro de sombras con la destacadísima participación de las alumnas de gimnasia rítmica del Instituto Chacabuco. Con estas alumnas, también se gozó de la danza negra y del baile contemporáneo apoyado por un hermoso colorido que a su vez, en la oscuridad, dio lugar a la formación de los aros olímpicos. El final de este cuadro central, se vivió admirablemente con la pericia del malabarismo artístico, en la que el fuego encendió nuestra llama marista de la esperanza y la llama de estos XX Juegos Nacionales Femeninos Maristas. El aplauso fue general, contundente y expresivo, por la calidad de lo visto y de lo ejecutado en esta presentación artística.
Casi al término de esta celebración, todas las representantes olímpicas maristas se colocaron de pie, para repetir el compromiso de competir con lealtad y respeto en estos seis días de fiesta deportiva marista. El Juramento fue tomado por la srta. Nicol Daille Aracena, alumna de Cuarto Medio del Instituto Chacabuco, Medallista de Oro en las pruebas de Bala, Disco y Jabalina de anteriores Juegos Femeninos.
Finalmente todas las selecciones femeninas hicieron ordenadamente abandono del Gimnasio Nº1 del Instituto Chacabuco. Nuevamente a los sones de la Banda de Guerra de los Exalumnos Maristas y de la Banda Instrumental del Regimiento Yungay, las alumnas deportistas maristas desfilaron por el Patio de Media Inicial del ICH. Ellas, ya con el recuerdo de la alegría y de la emoción compartida en la apertura de estos XX Juegos Nacionales Femeninos Maristas, se retiraban a la calidez, a la acogida y al descanso de sus nuevos hogares de seis días, en estas tierras andinas.
De esta forma, con sencillez, humildad y modestia, de seguro con la presencia espiritual de nuestro Santo Fundador y bajo el alero de nuestra Buena Madre, se dio la bienvenida a todas las alumnas deportistas maristas de Chile. Ellas se lo merecían ya que llegaron con alegrías y esperanzas, a entregar lo mejor de sí a este Colegio que las recibe con los brazos abiertos y a esta tierra hermosa del Valle del Aconcagua: el Instituto Chacabuco de Los Andes.